Ayer domingo, la capital francesa se vio inundada por una inmensa marea de personas que se manifestaban en homenaje a las 17 víctimas de los atentados yihadistas de Charlie Hebdo, la policía francesa y el supermercado de comida judía en Porte de Vincennes.
El lema bajo el que marcharon cientos de miles de personas, con los familiares de los asesinados a la cabeza, fue la defensa de la libertad de expresión. De hecho, la congregación recibió el sobrenombre de Marcha Republicana.
Dentro de los miles de asistentes, que contaron con transporte público gratuito desde todos los puntos del país para acudir, se contaron más de una decena de líderes mundiales entre los que estaba Mariano Rajoy.
Sin embargo, no todas las voces se unieron ayer en el homenaje internacional de la capital francesa. La líder del partido ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, prefirió acudir a otra concentración por la misma causa en la localidad de Beaucaire, al sur del país, donde gobierna su partido. De hecho, en un vídeo grabado por la política y dirigido a sus simpatizantes, les anima a no acudir a la concentración parisina, ya que según ella, su partido ha sido excluido de una marcha que considera sectaria y secuestrada por los partidos. Le Pen asegura que el rechazo por la barbarie concierne a todo el país.
La que es por el momento líder en intención de voto en las encuestas, vuelve a generar polémica, y esta vez en torno a un caso especialmente sensible por el que quizá sea beneficiado su partido y el ideal racista que defiende.
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