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El blog de Paloma Álvarez Rodríguez

sábado, 10 de enero de 2015

#YoConFacu


La Audiencia Nacional imputó hace unos días al humorista Facu Díaz, colaborador en el programa La Tuerka, dirigido y presentado por  el secretario general de Podemos Pablo Iglesias, por un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo al comparar en un sketch satírico al Partido Popular con el grupo terrorista ETA. En el vídeo, como digo en clave humorística, se bromeaba con la disolución del PP como si se tratase de ETA: un "portavoz" popular representado por el humorista, aparecía encapuchado asegurando el partido "dejaría las armas". 





Ahora bien, a Facu Díaz se le imputa un delito de enaltecimiento del terrorismo, y muchas han sido las voces que le acusan de faltar al respeto a las víctimas de los atentados llevados a cabo por la organización etarra. 
Esta imputación sale sólo un día después del atentado contra los trabajadores del semanario satírico Charlie Hebdo, y precisamente cuando sólo se escuchaban reivindicaciones a favor de la libertad de expresión. 

Se trata de un acontecimiento chocante, no sólo porque desde cierto punto de vista se censura un contenido meramente humorístico, ni siquiera informativo; y que además, si hace la comparación pertinente a la que nos lleva el sentido común, es a todas luces injusto. 

A finales de septiembre del recién acabado año, es decir hace escasos meses, la Fiscalía consideró libertad de expresión que Cristina Cifuentes llamase a Ada Colau "filoetarra". En este caso no se vio como un delito, cuando se trata de una acusación mucho más grave que un simple vídeo de humor. Con un caso parecido nos encontramos si hacemos recopilación de las veces que se asoció a Pablo Iglesias con la organización terrorista, y la cantidad de titulares que aseguraban que el secretario general de Podemos se vinculaba o elogiaba a ETA. 





No cabe duda de que son casos extremadamente similares, por no decir que mucho más graves que la actuación de Facu Díaz, pero que sin embargo no han tenido repercusión judicial alguna. ¿Qué diferencia entonces la libertad de expresión de la que gozan algunos, y de la que no puede hacer uso el colaborador de La Tuerka? ¿Se trata, como él mismo dice, de un intento de daño hacia la formación Podemos a través de su colaborador, que cabe decir, ni siquiera es afiliado al partido? 

Sigue la actividad en redes sociales a favor de Facu Díaz en #YoConFacu 



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