Ads 990x350px

El blog de Paloma Álvarez Rodríguez

sábado, 9 de abril de 2016

DE LA MONTAÑA LEONESA AL IMPERIO TEXTIL. La andadura de Amancio Ortega (Obituario ficticio)





En una pequeña localidad de la montaña leonesa, Busdongo de Arbas, cerca del Alto de Pajares, nacería en 1936 uno de los empresarios españoles con mayor trayectoria y posicionamiento a nivel internacional. ¡Quién lo diría! Nadie podría predecir la suerte del neonato en aquella época, era sin duda un mal año para nacer. Los padres de Amancio, Antonio y Josefina, él ferroviario y ella ama de casa de las de antes, fueron trasladándose, de hogar en hogar a merced de los destinos de trabajo del marido. Primero a Guipúzkoa, y unos años después a Galicia, tierra que acogerá ya a Amancio para la posteridad.
 
Será en la tierra norteña, en La Coruña, donde comenzaría la andadura textil del joven Amancio. Pronto haría sus pinitos como empresario, con la compañía Confecciones GOA S.A., que fabricaba albornoces. Cuesta imaginar a un Amancio convertido en un chicuelo inexperto y emocionado al abrir su primera empresa “de moda”. Varios años después, en 1975, la marca por excelencia de Inditex, Zara, abriría su primera tienda en la calle Juan Flórez de La Coruña. Es un guiño  de la historia quizá, que el mismo año que la democracia comenzaba a asomar en la política española, se fundaba a la vez una marca que vendría a democratizar la moda en nuestro país. 

Y el gigante fue creciendo, puede que instigado por el egoísmo y perfeccionismo que quienes conocieron personalmente a Amancio Ortega suelen señalar como señas fundamentales de su carácter. El gigante fue creciendo. Fue creciendo. Hasta transformarse en la primera empresa textil del mundo, con más de 7000 tiendas esparcidas por las calles más transitadas de los cinco continentes. ¡Quién lo diría!

Pero pese a su gran éxito profesional, Amancio nunca fue amante de las cámaras ni los focos. Permaneció toda su vida en una especie de anonimato conocido por todos, y ese fue quizá el segundo gran éxito de su vida. Como si las montañas leonesas le hubieran insuflado al nacer esa discreción que caracteriza a las gentes del norte, Amancio Ortega murió igual que vivió: alejado de los medios y en un ambiente familiar. Quizá, dicen algunos, su gran trayectoria desbordó su personalidad mesurada. O quizá las múltiples críticas que recibió en vida, le dieran la sensación de ser persona non grata para la sociedad. 

Pero sea como fuere, debemos rendirle homenaje. A él debemos, al menos, la ropa que llevamos puesta. ¡Quién lo diría!

Este es un obituario ficticio realizado como práctica para la asignatura de Periodismo especializado en Ciencia y Cultura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Blogger Templates